Existe una
hipocresía Social en todos los ámbitos de la sociedad, en los contratos, en los compromisos, en las
promesas, en las afirmaciones y en tantas otras cuestiones que sostienen un
movimiento habitual de desconfianza de la sociedad en general, que puede llegar
a crear un sentimiento de agresividad y resentimiento que puede resultar
peligroso. La explotación del débil que estamos viviendo en los últimos
tiempos, en nuestras propias carnes, puede revestir variadas formas, y apenas
se puede contar con fuerzas sociales reguladoras, pues no existe ambiente de
respeto, ni de justicia, ni de caridad, que no debemos confundir con limosneo.
La marginación social es un hecho
fehaciente que ha dado lugar a una vida parasitaria no deseada en el seno de la
sociedad que nos puede llevar, como de hecho ha sido, hasta la creación de
grupos inauditos de personas que son transparentes para el resto de la colectividad.
Son personas sin trabajo, sin derechos y sin protección de ningún tipo, aunque
se vocee a bombo y platillo que todos tienen algún tipo de protección. Quien
esto escribe no recibe ninguna ayuda del Estado, de ningún tipo, y todo por ser
autónomo y de clase media, que al tener algún tipo de propiedad que no se puede
vender por estar embargada, nos lleva a no tener ningún derecho, pero seguimos
teniendo deberes.
Hoy en día, aparecen enérgicos
sentimientos de agresividad y de violencia, que en otros momentos quedaron
atenuados por la ignorancia y por la falta de medios de comunicación. Esto ha
provocado que la existencia humana brinde aspectos conflictivos, pues las
gentes desahogadas viven con la inquietud de un bienestar no compartido, que
cada vez se ve más amortiguada por su
prepotencia y por su falta de empatía, pues se esconden en un prefiero no ver.
Por otro lado los indigentes y
miserables que sienten la pretensión de ser visualizados y que se les dé
solución a sus peticiones de disfrutar de derechos, no ven horizonte para
lograrlo. La existencia humana es cada
vez más paradójica. Se presume de tener ideales de igualdad y de justicia, que
tan solo quedan en pura palabrería demagógica
mientras se mantienen grandes diferencias entre los diversos grupos
humanos y sus clases sociales.
El ser humano debería tomar
conciencia de su misión histórica que sería vencer la miseria, el hambre, el
dolor, la tristeza, la angustia, la injusticia, la desesperación y la falta de
esperanza en su futuro. Ese interés de mejorar nuestra sociedad es uno de los
ideales de nuestra humanidad, pero esa aspiración siempre se queda en palabras
vacías políticamente correctas. Se
podrían aplicar criterios de justicia y de honradez, pero viendo la situación
de nuestra política es algo que se ve inalcanzable, pues la corrupción está en
todos los niveles de nuestra sociedad. Que fácil sería comenzar a respetar los
derechos ajenos, haciendo por los otros lo que cada uno desearía que se hiciera
por uno mismo.
En algún momento nos encontraremos
con un ser humano que sienta la responsabilidad de mejorar el bienestar, la
justicia y la paz, pero los grandes poderes le dejarán llevarlo a cabo. Cuán
difícil me lo fiáis. Siempre que los de arriba vean menguar sus fortunas, la servidumbre
y la esclavitud seguirán estando presentes. Por supuesto, llamo esclavitud a
trabajar “diez horas por un sueldo de 650 euros”, cuando ya pagar luz, agua,
gas y alquiler se lleva el sueldo y el ser humano suele comer todos los días
para mantenerse.
Se dice a bombo y platillo que hay
una mejor conciencia social y que existe más fraternidad universal, pero lo que
yo siento es que son palabras simples palabras vacías sin contenido veraz.
Un abrazo afectuoso
La Admin.
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