viernes, 21 de octubre de 2016

ANÁLSIS EXHAUSTIVO DE OBRAS MAESTRAS DEL ARTE DE TODOS LOS TIEMPOS.

     Bajo este nuevo título se propone: una recopilación de obras de arte que logre acercarnos a los grandes genios de la Pintura en particular y del Arte -Escultura y Arquitectura- en general.
   A través  de un análisis exhaustivo de cada una de las obras maestras escogidas y/o seleccionadas, llevaremos a cabo una auténtica disección de las mismas, profundizando en todos y cada uno de los aspectos posibles de las mismas; de la temática de la obra, tanto positiva como negativa, de dolor o de alegría; así como de su técnica o de la expresión de las mismas, de los materiales empleados, de los procedimientos utilizados, de la composición que la rige  o de su contexto histórico. 
      No olvidaremos, en modo alguno, la biografía de su  autor. Tampoco dejaremos de incidir en la simbología de las obras, en  su interpretación ni en los paralelismos que puedan existir con otros autores u otras obras. 
     Tampoco  dejaremos de lado las curiosidades, anécdotas y/o mensajes ocultos en las mismas, entre otras cuestiones propuestas desde este blog, y/o a petición de aquellos que os acerquéis a esta página.
    Con vuestros comentarios y requerimientos intentaremos llevar a cabo  una labor interactiva, a través de vuestras propuestas, para que todo ello pueda servir tanto a  estudiantes como a interesados y amantes del arte.
       ¿Os apetece  este nuevo viaje a través del ARTE?

UN NUEVO PROYECTO, UN NUEVO VIAJE A TRAVÉS DE LA CULTURA Y EL ARTE.

     Y yo me pregunto, ¿interesa seguir por este camino, o mejor comenzar una nueva senda profundizando, de una forma generalizada, en el Arte, con mayúsculas, sin adjuntarle calificativo alguno?
     Llevo estos meses con mi campo en barbecho,  sin siembra de ningún tipo durante este periodo, para que descanse la tierra, esperando que la siguiente siembra de un  mejor resultado. Y... ¡la luz se hizo...!
     Vuelvo de nuevo con otras semillas, con nuevas ilusiones, esperando conseguir mejores resultados.
     Aunque no por ello dejaré de sembrar mis flores menos espectaculares, pues... sin ser esta de uso universal, siempre dejan espacio al disfrute que produce la cultura sin mayores pretensiones.
     Quizás un nuevo nombre al blog sea lo ideal, es posible que abarcando un mayor contenido haga viable este nuevo caminar. Ahora bien,  siempre con la convicción de seguir por la vía de la propia honestidad que ha guiado mi caminar durante mi búsqueda de nuevas experiencias.
     ¿Os apuntáis a este nuevo proyecto...?

jueves, 21 de abril de 2016

EL GUERNICA, DE PICASSO.



       Con la obra, “el Guernica”, Picasso se comprometió políticamente a favor de la República Española y pintó este cuadro para su “Pabellón”, en la Exposición Universal de París”. El 17 de Julio de 1936  da comienzo  la Guerra Civil Española, que será un excelente “campo de pruebas” para la aviación y los tanques alemanes. En abril de 1937, Guernica es bombardeada por la aviación alemana, aliada de Franco, (“las fuerzas aéreas de la legión Cóndor, de Alemania”), que bombardearon y devastaron la ciudad. Este hecho, que sobrecogió y conmocionó a un  mundo que se encontraba a las puertas de la Segunda Guerra Mundial, se debió ante todo a que se bombardeó una ciudad y a sus civiles. 

         La historia ya nos ha dado datos y por ella sabemos que en Guernica había objetivos militares como: un centro de comunicaciones y una fábrica de municiones; pero no hay constatación alguna de que los aviones alemanes dirigieran hacia ellos sus ataques. Sencillamente descargaron sus bombas de modo indiscriminado sobre el indefenso pueblo de Guernica y sobre sus gentes.

        El tema era, como hemos dicho, el bombardeo por aviones nazis de la indefensa población vasca de Guernica. Al asesinar a los indefensos ciudadanos de Guernica, los nazis estaban matando a la civilización, y dejando a la vista el gen de maldad que el ser humano lleva en su interior. El Guernica es algo más que la crónica de un suceso histórico,  es la chispa que debe saltar en la conciencia de los hombres para salvar la cultura y la libertad. Pero es algo que sigue sin suceder. “El Guernica” se convirtió en un grito contra la atrocidad de la guerra, y así diría al respecto Picasso: “El artista es un ser político que vive pendiente y consciente de todos los acontecimientos  que ocurren en el mundo y reacciona contra ellos. La pintura no existe sólo para decorar las paredes de las casas, es un arma que sirve para atacar al enemigo y para defenderse de él”.  Y eso hizo Picasso con esta pintura, que fue  algo más que un alegato político, porque, como Goya, Picasso vuelve a oponerse a la guerra como algo absurdo y cruel. Al acabar la Segunda Guerra Mundial se afilió al Partido Comunista Francés, en un intento claro de situarse en el bando de los desheredados.

       Picasso, nos deja resumida su obra con las siguientes palabras: “Quede comprometido también el lenguaje. Que se haga de él un arma defensiva y ofensiva, ya que la causa servil en que quieren convertir a la sociedad los regímenes fascistas, ya no lo necesitará, puesto que ya no tendrá posibilidades de pensar”. 

       El simbolismo de las figuras es difícil de explicar, más que nada porque Picasso nunca quiso hacerlo. Aunque algunos elementos puedan resultar bastantes claros para algunos estudiosos. El conjunto genera un espacio angustioso, acentuado por el tamaño de las figuras en relación con la arquitectura. Algunos personajes tienen un marcado carácter enigmático. El cuadro causó un gran impacto en la sociedad del momento por la  denuncia que en él se llevaba a cabo de los horrores de la guerra. La obra se ha convertido en una triste alegoría, y también una clara premonición de la que sería la Segunda Guerra Mundial:

        Se han expresado múltiples teorías sobre el significado de las figuras, algunas de ellas muy contradictorias,  aunque sean meras suposiciones, porque Picasso nunca explicó su simbología. En ella vemos un toro, un caballo, un guerrero muerto, un pájaro, mujeres y niños que le pudieron servir para aludir a “las fuerzas oscuras del inconsciente” y que podían representar la libertad destruida por la irracionalidad y la crueldad del franquismo y del nazismo. 

        Lo primero que nos llama la atención es una cabeza de “un Toro”, que es una de las imágenes básicas de la iconografía de Picasso. El “toro ibérico”, de aspecto presuntuoso y desafiante,  podría ser, quizá,  la víctima de la barbarie desatada o podría ser el verdugo.  En el cuadro es el único que no da muestra de sufrimiento por la tragedia  acaecida. Y muchos estudiosos se preguntan: ¿podría representar el poder fascista? O tal vez ¿podría encarnar la esencia invencible y altiva  del pueblo español?

   En el centro del cuadro aparece un “caballo”, que se remueve y agita  desesperadamente, gritando de la misma forma  que la mayoría de los personajes que se encuentran a su alrededor y podría ser  el más claro símbolo del pueblo, víctima de una brutalidad inexplicable que enlaza con  la irracionalidad y el absurdo de la guerra. El caballo está agonizando  y lanza un grito de impotencia y angustia al cielo. 

        Volviendo a las preguntas que los investigadores se han hecho sobre el asunto,  ¿será el caballo el símbolo del pueblo?  El “grito” podría ser el remate simbólico del cuadro, el grito que podría simbolizar el miedo a la guerra, a la muerte, a  la angustia, a la desesperación y al dolor  del ser humano. 

      En el centro del cuadro vemos “la luz de una bombilla” introducida dentro de una especie de ojo que todo lo ve, cual si fuera un símbolo de la razón, ahora rota, que puede querer mostrar lo inútil del progreso moderno. Una “mujer entra con fuerza por una ventana”, tras la que se ven llamas, y trae consigo un “quinqué encendido”. Su llegada es  como una bocanada de aire fresco que iluminara el sombrío y lóbrego espacio en el que se desarrolla la acción. Puede querer representar  un elemento esperanzador en medio de tanta desesperación, dolor, crispación y angustia. Elementos esperanzadores también podrían ser, junto a este quinqué que se asoma por la ventana, cuya luz irreal “ilumina” el ambiente;  la rosa que brota de la espada del guerrero muerto.

         Reflexionando sobre estas cuestiones revisadas, se podría  señalar, que Picasso les otorgaría las posibles siguientes significaciones, a la luz de disquisiciones sobre el tema: “Mientras el toro representaría la brutalidad; el caballo simbolizaría el pueblo.”  Así pues, volviendo sobre las palabras anteriormente expuestas, si el toro simbolizara las fuerzas del fascismo, el caballo agonizante, podría aludir al tormento sufrido por el pueblo español, y a esto deberíamos añadir, que la lámpara de aceite sujeta sobre él, y que lleva una mujer, sería la resistencia de la humanidad contra el ojo mecánico, cuyo iris es una bombilla eléctrica, representación de la modernidad y del progreso, que ha cosificado al pueblo. 

        Los siguientes personajes que aparecen en el cuadro son: a la izquierda, y bajo el “toro”,  aparece una “madre que sujeta en sus brazos a su hijo muerto”. Parece querer levantarse mientras grita descorazonada. Es curioso que el niño es el único personaje de esta obra  que tiene la boca cerrada, pues el resto la abren, e incluso, algunos de ellos, como el caballo,  muestran una lengua punzante y afilada que puede referirse al grito de pánico que la situación provoca. Es posible que este  niño muerto en manos de su madre, simbolice que nuestro futuro ha muerto. 

         En primer término, a la izquierda, tenemos, la imagen de un soldado descuartizado, que quizás tan solo aluda a todos los soldados muertos en la guerra, y que lleva una lanza en su mano a la que se unió una flor y podría hacer referencia  a la esperanza que nunca debe perderse. 

         Picasso logra resaltar la expresividad en la configuración de cada uno de los detalles de sus personajes a través de simples líneas. La casa ardiendo se convierte, posiblemente, en un símbolo dirigido hacia  las Bellas Arte, y en este caso a la Arquitectura,  que están siendo destruidas por los bombardeos. A la derecha y debajo del quinqué vemos a una mujer arrodillada  que  contempla toda la escena desolada e incrédula y que alza sus manos al cielo en señal de oración. Parece estar pidiendo que el bombardeo llegue a su fin. Esta imagen, quizás nos trae a la mente, por la posición de los brazos,  a uno de los protagonistas de Los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya. 

        La pintura no es una narración literal según la tradición de Goya, ni tampoco una colección de símbolos fácilmente legibles, el Guernica, puede querer simbolizar un grito de vida, o quizá sea la visión de la muerte en plena acción. “Es una obra radical de un expresionismo violento: Es un cuadro de no-vida que nos lanza un tremendo grito que sirva para salvar la vida, no sólo de España, no sólo de Europa, sino de todo el mundo libre.”

         Todo trabajo tiene una moraleja dentro de su contenido y como colofón a este estudio sobre la pintura del siglo XX y sus connotaciones psico-emocionales, tan sólo queda recordar la frase de Alphonse de Lamartine que en sus “cartas a John Foster” dijo: “Cuanto más observo a los representantes del pueblo, más admiro a mis perros”.


LA ADICCIÓN AL DINERO ES PODER Y CONTROL.


         ¿Qué finalidad tenemos en nuestro existir? Si echamos una ojeada a nuestro entorno veremos que estamos metidos hasta el cuello en una vida sin sentido, en un presente oscuro y agobiante y con un porvenir tenebroso e inseguro. Nuestra sociedad peca de avaricia, llevando a la bancarrota y a la miseria a muchas familias, por una obsesión incontrolada de ganar cada vez más y por falta de principios éticos, morales y humanos de sus diferentes clases altas.

           La pobreza está siendo el estado natural que más abunda en la sociedad. Una sociedad rica en bienes, pero pésimamente mal repartida entre sus componentes.  Hambrunas crueles y vergonzantes forman una estampa que es el reflejo perfecto de nuestra sociedad, pero sobre todo y más que nada, todos estamos flacos y desnutridos de amor, caridad y sabiduría.  

        Las grandes riquezas son absurdas y vergonzantes para aquel que las posee, pues piensan  en tapar con ellas su desnudez de espíritu con montones de falso papel que se convertirá en su auténtica mortaja.  

        Los gobernantes miran más sus intereses partidistas que el bienestar social y olvidan la palabra justicia. La clase política que de espaldas a la sociedad más desfavorecida, con el olvido más absoluto de la finalidad de su cargo, que es servir y trabajar para el bienestar de todos sus ciudadanos sin excepción alguna. Dicha vocación no existe. El Estado es la mayor estafa piramidal de todos los tiempos. Todos pagamos al Estado una cantidad ingente de impuestos, tanto directos, indirectos como  circunstanciales, esperando que el Estado los administre para el mayor bienestar de todos los ciudadanos, pero si observamos el resultado final, vemos que los que están más arriba son los más ricos, los de la base de la pirámide son los más pobres.  

        El Estado, al extraer y retener para sí, por medio de pesados tributos una enorme cantidad de recursos financieros de las masas populares, está en condiciones, no solo de fortalecerse, sino también de dirigir una empresa privada, por diversos mecanismos, que suelen escapar a la atención de la opinión pública una notable porción de aquellos, lo que amplía la desigualdad social y origina el tipo más poderoso de capitalismo. El Estado, hoy en día, es el principal explotador de las masas asalariadas, pues es quién se apropia de la mayor porción de la plusvalía producida por éstas. 

         En cuanto a la Religión, todas ellas esclavizan con normas, conceptos y dogmas y entre los Medios de Comunicación, la Televisión es el medio más común y retorcido de adormecer las voluntades y de cambiar el subconsciente. ¿A dónde se quiere llegar con este pan y circo?. La vida es un autentico infierno, creado por nosotros.

        Nuestro sistema impositivo prácticamente elimina el sentido de la progresividad en la recaudación fiscal. Los más ricos no pagan con las SICAV, o con mil triquiñuelas que día a día vamos viendo. Paralelamente  se ha acometido una reducción de gran parte de los servicios asistenciales del estado, como las ayudas a la educación, a sanidad, a la investigación, a los parados, a las clases medias, a los autónomos, etc, aunque ha mantenido las ayudas a inmigrantes y urgencias, en sanidad. El resultado final de esta política beneficiaba fundamentalmente a los grupos más ricos de la sociedad y dejan sin derechos a los más desprotegidos y en riesgo de exclusión social.

        En verdad me quedar recordar que “vivimos en una cuadrícula terrible, conformada de tal forma que evita que la veamos y está manipulada por la clase alta que sólo desea más y más, a cualquier precio”. Para ello nada mejor que mentir, pues  “una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en verdad”.

         ¿Qué provoca una crisis?:  Pues provoca quiebras bancarias, quiebras industriales, quiebras comerciales, quiebras agrícolas, reducción de créditos al consumo y a la producción, bajan los precios y disminuye la producción, baja el consumo, despidos masivos, desempleo, miseria, hambre, desahucios, control de las noticias de grandes grupos financieros que controlan las agencias de noticias, Tv, radio, periódicos…, el 92% de toda la información viene dada por los  grupos de presión: multinacionales, grupos políticos, confesiones religiosas, etc.

         A que parece que hablo de nuestra crisis actual, de lo que pasa en nuestro país, España, en nuestro entorno europeo. Pues no, estoy hablando del Crac de la Bolsa de Estados Unidos el jueves 24 de Octubre de 1929. Pero siempre es lo mismo. En cualquier crisis se agravan las desigualdades.  

         ¿No entendéis lo que pasa cuando el sistema se vuelve contra ti? Pues está bien claro, “los ricos son más ricos y los pobres son más pobres “. Muchos viven la injusticia del privilegio, otros viven el infierno al que los arrojan los privilegiados.  Lo cierto es que la vida es muy injusta con el reparto de la suerte.

        Quizás este sea el penúltimo artículo que publique en este blog, pues parece no interesar demasiado lo que nos está sucediendo y que siempre es lo mismo, pues la historia se repite, y ahí estamos, aplastados por los poderosos, pero, - ¡EY! -  cuando lo comentas, lo hablas, lo dices, eres una persona tóxica. En fin, que me voy a buscar mis habichuelas y cada cual con las suyas. 

           El último cuadro que colgaré, aunque quedaban realizados los comentarios de otros veinte más, será "EL GUERNICA" de Pablo Picasso, para despedir este blog. Suerte a todos y buen viaje por la vida.







martes, 19 de abril de 2016

EL TRÍPTICO: "METRÓPOLIS", de OTTO DIX


         El tríptico de Otto Dix “Metrópolis” nos deja ver dos tablas laterales que muestran dos escenas callejeras de Berlín, abarrotadas de gente por demás peculiar, entre las que podemos ver: soldados lisiados, mendigos y prostitutas junto a damas y caballeros elegantes y de alta clase,  indiferentes ante la tragedia que se vislumbra a su alrededor. Vamos, igual que ahora, donde a los que hablan sobre su desesperación se les llama tóxicos.

      Sus personajes se transforman en caricaturas burlescas y crueles de la sociedad podrida y corrupta de la época: “prostitutas, inválidos, mendigos y ricos que se agitan en ella,” en un mismo entramado de lugares violentos y opresivos, en los que no queda  espacio para la esperanza. 

         En la parte central del tríptico vemos un ambiente  de cabaret. Hombres y mujeres  lujosamente ataviados bailan y se divierten  en un ambiente de  lujo que roza la obscenidad y la desvergüenza. Nos  muestra el Berlín de los “años veinte” en el que el hedonismo manda y todo está permitido, “apurando hasta la última gota la copa del placer”, en unos años cercanos a la gran tragedia  que llegaría con la subida de Hitler al poder y la derivada  Segunda Guerra Mundial que trajo una pavorosa  desolación y la muerte de un gran número de seres humanos.  

         Para explicar qué le pasa a la pintura de Otto Dix a partir de este momento podríamos señalar que los ojos del artista se “descarnan” aún más, y esto hace que se rompa fuertemente esa “verdad que se esconde detrás de la realidad que muestra en sus obras”. 

        Dix fue un artista para el que las cualidades de lo “bello” y lo “feo” no tenían sentido alguno, y eso le llevó a realizar un tipo de pintura que no deja indiferente al espectador. Es una pintura que traspasa los límites de lo humanamente soportable y nos conduce a unos espacios  violentados por la guerra, avasallados por una violencia irracional y disparatada en el que reina la fealdad, lo repulsivo, la decrepitud, la crueldad, la desesperación y la angustia, todo ello utilizando un lenguaje muy adeudado del futurismo italiano, que es el ideal para expresar de forma fidedigna las explosiones de las granadas. Dix, siempre se condujo por la misma máxima: “Confía en lo que ves”  la cual utilizó a lo largo de su dilatada carrera para puntualizar el sentido que daba a su trabajo artístico.

 Dix pondrá su técnica al servicio de un hondo realismo que acometió la Neue Sachlichkeit, influido por la guerra que vivió en su propia persona, ante el horror que vio en las trincheras al estar junto a soldados terriblemente mutilados o  desfigurados y cuerpos destrozados por la metralla. Todo ello va a ser una constante en su obra de este periodo, intentado expulsar fantasmas de su interior. La enorme calidad de su dibujo y el esmero y atención  que presta al detalle es evidente en esta obra.

lunes, 18 de abril de 2016

TRINCHERA EN LAS LANDAS, DE OTTO DIX.


          En la obra, “Trinchera en las Landas”, vemos la experiencia de Otto Dix que, como soldado en el frente occidental, había presenciado los horrores de la guerra, el espectáculo angustioso de las trincheras, las carnes de unos seres humanos destrozadas por las bombas. Otto Dix se enroló en el ejército alemán como voluntario en la Primera Guerra Mundial, y se obligó a participar en ella  para poder plasmar la violencia, la crueldad y  la muerte desde la mayor asepsia informativa posible, como si fuera un corresponsal de guerra. 

         En la obra de Otto Dix podemos ver que hay una estética de la guerra de la misma manera que hay una estética de lo terrible, lo cruel y hasta una estética de la miseria, y la desesperación del ser humano, que es lo que queremos comprender en esta Exposición Pictórica. Así podemos ver en la obra gráfica de Otto Dix que mediante la técnica del aguafuerte plasmó las atrocidades de la guerra, del dolor y del sufrimiento que puede acontecerle al hombre en su devenir vital.

         Ya Goya en sus aguafuertes y aguatintas plasmó esos mismos horrores referidos a otra guerra, pero con las mismas consecuencias, como fue “la invasión francesa en España entre 1808-1812.

         Con una lucidez despiadada y casi fotográfica, Otto Dix describió las miserias, las infamias y la monstruosa estupidez de la guerra en su serie de 50 aguafuertes de 1924: “La guerra” (Der Krieg) que es uno de los más enérgicos alegatos antibelicistas que ha engendrado el siglo XX. En ellos nos plasma las batallas del frente occidental, durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

         Todo este espectáculo de muerte y crueldad los plasmó en sus cuadros de forma muy precisa e incluso con gran violencia y consternación.  En ellos Dix  nos mostraba su odio a la guerra y hacía hincapié en aquella realidad terrible y cruel  sin pasar nada por alto.  De esta forma, sus campos de batalla con  alambradas y trincheras inundadas de cadáveres putrefactos de soldados y caballos confundidos en el barro sanguinolento, se fusionaban en un paisaje maldito y desolador. Estos cuadros de Dix eran el espejo fiel de “una civilización perdida o que estaba destinada a perecer”, pero que parece que nunca va a acabar.

         Dix con estas obras quería dejar constancia de unos hechos que no deseaba que desaparecieran de nuestra memoria ni de nuestra conciencia.  Tan solo me queda sentir que “ si no se aprende de la historia, habrá que repetirla”, y en ello estamos hoy en día, repitiéndola una y otra vez con las mismas consecuencias de horror y crueldad. Basta ver las noticias con las que somos bombardeados en los telediarios y periódicos. Esta concentración de crueldad no es un símbolo  sino el síntoma de lo que el ser humano padece a lo largo de su vida y a lo largo de la historia.

         Los colores utilizados por Otto Dix corresponden a una paleta muy restringida y sombría, todos ellos asociados a la muerte y a la destrucción. Para la muerte utiliza colores fríos, como el gris, el verde y el blanco- para los cuerpos en descomposición y la destrucción, usa colores cálidos como son el rojo y el naranja, que nos recuerdan a los colores de la sangre.  Vemos como la muerte domina  al colocar zonas clareadas que atraen la mirada hacia ellas.



domingo, 17 de abril de 2016

Y ... LA HISTORIA SE REPITE UNA Y OTRA VEZ.


         Entre 1911 y 1914 aparece el movimiento “Der Blaue Reiter” (El Jinete Azul). Mientras que el movimiento “Die Brücke” (el puente) critica a la sociedad, Der Blaue Reiter la idealiza exaltando sus valores espirituales, razón por la cual no lo entro a valorar pues se encuentra más allá de la realidad del día a día de la calle, en un momento pre-primera Guerra Mundial.

         Estos pintores, en sus obras abandonaron la angustia y el patetismo sentimental de los otros expresionismos, para emprender una exploración espiritual contaminada de un cierto misticismo esotérico que acabaría conduciéndoles a la abstracción.

         “Der Blaue Reiter” (El Puente) estaba acabado, pero en 1924 volvió de nuevo a la vida cuando apareció el grupo llamado “los cuatro azules”, que estaba conformado por Kandinsky, Klee, Jawlensky y Feininger. La guerra de 1914, además de los problemas sociales y políticos que ocuparon de forma violenta un lugar importante en la etapa posterior a la primera Guerra Mundial, había avivado a más de uno de los  artistas del momento a recapacitar sobre la experiencia pasada y la situación de la cultura figurativa del arte anterior.

         Entonces se reacciona contra las formas existentes del arte de ese momento que esquivaban los problemas más urgentes que acosaban a la sociedad, y se toman acciones en contra de lo que denominaban  “tecnicismo sin alma”. La solución planteada es la de llevar a cabo un arte no posiblemente  revolucionario en cuanto a la forma, pero sí en cuanto a su contenido. Este fue el rumbo que tomaron Otto Dix, George Grosz y Max Beckmann, entre otros, que pasan a formar parte del listado de obras que paso a comentar a continuación y en próximos días.

         La reacción que tuvieron con respecto a la situación socio-política del momento conducirá a la formación de una nueva corriente artística que recibiría el nombre de  “Neue Sachlichkeit” (Nueva objetividad). Es del todo imposible entender el significado intelectual de esta corriente y sus características  si no se intenta vislumbrar las vivencias existenciales de la intelectualidad alemana durante la Primera Guerra Mundial y los años posteriores a la misma.

         Para podernos hacer una idea debemos comprender la experiencia de muerte y de miseria, unido a la hipocresía de la burguesía y de las altas jerarquías sociales. La ostentación de riqueza, el desorden social debido a la derrota y la destrucción anímica y la vergüenza de la sociedad, fueron el caldo de cultivo. El derrumbamiento moral de las clase medias alemanas fue un refuerzo para esa situación de derrumbe de la sociedad, así como la inflación, el hambre, la miseria y la desesperación de un pueblo sumido en el sufrimiento y el dolor y que creaba un escenario difícil de sobrellevar, pero también ratificaba la necesidad de encontrar una “solución revolucionaria”.  Como vemos estas son situaciones que no dejan de aparecer en nuestro mundo actual y que siguen aplastando al pueblo.

        La representación de los desastres de la guerra es uno de los semblantes fundamentales del realismo expresionista de esta etapa de la Historia del Arte. Muchos eran los aspectos que asolaban a los miembros del pueblo: “la miseria de los barrios pobres de Berlín, el espectáculo desesperado de los parados, el dolor de las madres a las que la guerra había arrebatado a sus hijos, las luchas y las manifestaciones obreras, estos son los temas que tratarán los pintores de este movimiento” y que hago míos en esta selección de obras que estamos viendo y que tanto recuerdan a las guerras de Oriente, a la crisis de la sociedad, al hundimiento de las clases medias, a la hipocresía de los que están arriba a... tantas cuestiones que nos oprimen en alma..

sábado, 16 de abril de 2016

METRÓPOLIS, DE GEORGE GROSZ.



         La obra “Metrópolis” la comenzó a pintar George Grosz en diciembre de 1916, cuando tan sólo tenía 23 años. Dos años antes, al estallar la Primera Guerra Mundial, había sido llamado a filas y luchó en el frente, aunque en mayo de 1915 fue declarado no apto para el servicio militar. Regresó a su estudio, iniciando un periodo de gran actividad artística, del cual “Metrópolis” iba a ser la culminación de dicha etapa dando lugar a su propio manifiesto en cuanto al acto de afirmación de Grosz y de su pintura.

         Cuando Grosz apenas si había esbozado el cuadro, en enero de 1917 fue llamado de nuevo a filas, pero fue ingresado  casi de inmediato en un hospital militar para  someterle a interminables pruebas. En mayo de 1917, fue incapacitado por demencia y declarado no apto para el ejército. De nuevo en su estudio berlinés, volvió a trabajar en “Metrópolis” para terminarlo en julio de 1919. La obra tuvo efectivamente el impacto que Grosz deseaba.

     “Metrópolis” tiene una verídica atmósfera apocalíptica en la cual Grosz refleja el ambiente de inseguridad producido por la Primera Guerra Mundial  y la enajenación y locura que se había apoderado de la sociedad europea. Nos encontramos ante una ciudad alienada y entusiasmada por la velocidad y la prisa, ante la cual los ciudadanos se transforman en meros autómatas contrahechos, siguiendo las pautas del expresionismo imperante en la pintura.

         Los edificios están descuajados por una perspectiva postcubista, con sus perfiles iluminados por el color rojo de la electricidad y adornados con estridentes anuncios luminosos, así como la presencia de tranvías que se lanzan en medio de la confusión reinante sobre una multitud horrorizada.

         El edificio central del hotel con su atrevida perspectiva y el poste en primer plano son un punto de convergencia entre un cruce de líneas y planos que pertenecen  a las calles, tranvías, escaparates e hileras de personas que alcanzan un gran dinamismo y una enorme tensión, como distintivo clave de la época. Es un eje particularizado que viene marcado por la arista del edificio y  que se ve reforzado por el poste  que realza la verticalidad de la imagen sumándose a ello las filas de ventanas del edificio. Dicha verticalidad queda rota con las diagonales aparecidas debidas a las calles, a la gente que en ellas se encuentran y a  las zonas paralelas de los edificios que convergen hacia el centro del cuadro junto a la divergencia de esas líneas hacia los extremos de la obra y que son las que marcan la  profundidad y la perspectiva de la misma.

        Grosz exagera el efecto aterrador a través de las pronunciadas líneas de fuga, que conforman una  perspectiva de gran rigidez y, con el predominante color rojo que proviene de la esfera solar y que da paso a un ambiente abrasador e irreal que domina toda la pintura. No quiero dejar de lado el que  en esta obra se distingue una cierta abstracción en la disolución evidente de las formas.

Es sumamente característico la presencia  de la luz artificial, el lujo, y publicidad, que  contrasta con una Alemania desmoralizada y deprimida por la guerra que a duras penas podía sobrevivir, y que queda plasmada en esta calle de Berlín. 


viernes, 15 de abril de 2016

AQUELLO POR LO QUE LUCHAMOS, DE KOKOSCHKA



         En la obra, “Aquello por lo que luchamos”, de 1943 Kokoschka nos plantea  una  alegoría política que realizó durante su estancia en Londres, y advertimos una simbología bastante clarificadora en su composición. En la zona central superior vemos la hipocresía de un obispo que bendice a las tropas que parten hacia el frente al tiempo que con su mano libre está depositando una moneda en la caja de ayuda a la Cruz Roja. En el primer plano se encuentra una madre desesperada y famélica que sostiene un niño desnutrido  en su regazo, el cual está  jugando con una rata y en su mano derecha sostiene como único alimento un hueso. La industria armamentística estadounidense aparece a la izquierda como un monstruo con dos palancas por  brazos, y que con uno saca  un conejo azul, que significa la paz, en un intento de proporcionar esperanza para el futuro, pero que es puro fingimiento.

         En otra zona del cuadro vemos restos humanos que una máquina de armamento convierte en balas, como si los seres humanos no lo fueran sino que tan sólo significaran elementos para la guerra. En primer plano y a la derecha, junto a un Gandhi medio escondido, vemos un busto de Voltaire con la inscripción CANDIDE, referido a su obra “Cándido: el mejor de los mundos posibles". Su forma de percibir los “sucesos históricos”, cuando ocurren, cual si de un cronista se tratara,  muestra de forma categórica su posición política pues realiza una dura crítica de la sociedad que nos devora.

         Sin la presencia de Oskar Kokoschka, el expresionismo germánico se vería privado de uno de sus elementos fundamentales. Kokoschka, en 1952, diría sobre la situación que se estaba viviendo a nivel mundial: “…La experiencia es lo que nos hace salir de la condición de miembros de un rebaño para hacernos verdaderamente hombres. Igualmente vacía es la existencia del esteta encerrado en su propia torre de marfil. La suya es una existencia inútil y antisocial, como desarrollo en un refugio blindado y subterráneo. Finalmente, no podemos olvidar que el mundo no existe por uno sólo y que no se mueve sólo por nosotros”. Como vemos tiene una fuerte conciencia social  y desde sus comienzos vemos en sus figuras un fuerte, transgresor y agresivo  colorido.

        En cuanto al planteamiento de su obra, en general, dado que en Austria se le acusaban de pintar mal, baste comenzar con las siguientes palabras del periodista y crítico de arte Arthur Roessler, escritas en 1911 y que dicen: “Elabora sus pinturas a partir de ponzoñosas putrefacciones, de los jugos fermentados de la enfermedad; rielan en ellas el amarillo de la bilis, el verde de la fiebre, el azul de la congelación y el rojo de la tisis, y las sustancias que las ligan parecen ser un penetrante yodoformo, el ácido fénico y la asafétida. Las aplica como un ungüento y las deja convertir en ampollas de sarna, en cicatrices. Pinta los semblantes de personas que se marchitan en el aire rancio de las oficinas, que codician el dinero, que se mecen a la espera de la felicidad y que se divierten groseramente. Pinta su piel sarnosa, su carne supurante y cocida por el calor interno, ablandada por la disipación y acosada por la enfermedad. Posiblemente, la torpe representación de la repugnante impureza de unos cuerpos enfermos, esponjosos y porosos, correosos y fofos, manchados y moteados, no es sino la expresión desesperada de un alma en atormentada desintegración que contempla el mundo a través de unos ojos petrificados. La depravación es el atractivo de estas pinturas. Tienen cierta importancia como manifestaciones de una época decadente; juzgadas artísticamente, son masacres”. 

         La obra de Kokoschka es el reflejo de una época degenerada, ocupada por una sociedad disoluta, hedonista hipócrita y desenfrenada que nos facilita una visión, premonitoria, de la  hipocresía que la adornaba pues trató de distanciarse, en la posguerra, del apoyo que había dado a Hitler.

jueves, 14 de abril de 2016

EL BUEY DESOLLADO DE CHAÏM SOUTINE



         Otto Dix junto con Oscar Kokoschka, George Grosz, Chaïm Soutine y Emil Nolde, son los grandes representantes de la tercera oleada expresionista. Hoy nos adentramos en una obra de Chaïm Soutine llamada “El Buey Desollado”.

         Chaïm Soutine estaba dotado de una naturaleza autodestructiva que refleja perfectamente en toda su obra. En este cuadro Soutine evoca el mismo tema que antes pintara Rembrandt. En él, Soutine hizo una de las interpretaciones más violentas que podamos encontrar de una naturaleza muerta.

         El mundo convulso de entreguerras y el propio universo interior de Soutine se unen y lo plasma en su obra de una forma descarnada y brutal que nos puede recordar a otras imágenes bastante desoladoras y atormentadas que veremos en las obras de Francis Bacon.

         En “El Buey Desollado” vemos como Soutine logró implicarnos en un tema aparentemente neutral, que no refleja demasiada importancia, consiguiendo que lo apreciemos como una de las obras más violentas y feroces  de toda Historia de la Pintura Universal.

         El pintor nunca reconoció que su arte estuviera influenciado por pintores como Van Gogh, El Greco o Rembrandt, pero se puede colegir que, al igual que Vincent Van Gogh, Soutine utilizó de forma compulsiva y feroz sus pinceladas: Del Greco, se podría decir que adoptó la distorsión y la deformación que él utilizara en sus figuras. 

          En cuanto a Rembrandt, no podemos pasar por alto que su obra, del mismo nombre, “el Buey Desollado”, le pudo servir  de inspiración para  llevar a cabo este cuadro. Soutine realiza una pintura salvaje y atroz, tanto por el tema como por la forma en que la abordó: “un buey abierto en canal con colores de sangre y carne maltratada, con un toque de carácter matérico en cuanto a la aplicación de la pintura”.

         En esta obra Soutine nos muestra al buey colgado en una conformación diagonal que va de izquierda a derecha con la cual el barroquismo que dejar entrever acentúa la violencia de los colores de la sangre y la carne seccionada. Algunos interpretan esta obra de una forma simbólica cuando ven en ella  “la gran herida que sufrió Europa, tras la Primera Guerra Mundial, y que hizo del periodo de entreguerras una época convulsa”.

          Chaïm Soutine puede verse como un precedente del expresionismo abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial.


miércoles, 13 de abril de 2016

LA CALLE DE DRESDE, DE KIRCHNER




           Uno de sus principales miembros de la segunda oleada Expresionista fue el pintor Ernst Ludwig Kirchner. Sus dibujos tienen formas angulosas y goticistas. Utiliza colores estridentes y su pintura es de una gran dureza,  buscando expresar la soledad, la angustia y la amargura de los hombres de su época. Crea un tipo femenino desgarrado y resalta las escenas callejeras de la gran ciudad. Según palabras del propio Kirchner, “El pintor transforma en obra de arte la concepción sensible de su experiencia”.   
     
         La sensación de soledad en sus obras es muy repetitiva. Sus personajes no confraternizan y viven en sus propios mundos. Kirchner mismo decía que: "Cuanto más frecuentaba a la gente más sentía la soledad ", y así los dejaba claro en sus cuadros.

         En la obra que aquí se comenta, “La calle de Dresde”, Kirchner ha captado los “gestos estereotipados y artificiales de los transeúntes”. Sus rostros son muecas que se trasforman en mascaras silenciosas paseando por una de las elegantes calles de Dresde.

         En esta pintura  vemos una calle urbana con un tranvía y numerosas personas, la mayoría mujeres, que transitan por ella y nos dejan ver la soledad como algo que se siente en el ambiente, pues todos los personajes parecen estar solos, encerrados en sí mismos. Las figuras parecen deformadas y los colores son estridentes y subjetivos. Kirchner transmite una idea de modernidad alejada de la realidad a través del color en un intento osado e inquietante de plasmar la desagradable experiencia de un chirriante bullicio urbano.

         En esta escena vemos reflejada una gran tensión, con apretujados peatones que  se encuentran contenidos en un espacio asfixiante que conduce hasta niveles de claustrofobia. Sus rostros son inexpresivos como si fueran caretas.  La acera, pintada en un tono salmón es de una profunda y ofensiva violencia. La pendiente de la acera es aguda y al fondo, la salida se halla bloqueada por un tranvía, haciendo más angustiosa, claustrofóbica y agobiante la escena.

         “Calle de Dresde” es una realización audaz de la violencia, el desasosiego, la angustia y el agobio de la ciudad moderna. 


EXPRESIONISMO Y DOLOR.


           Esta selección de obras de pintores del siglo XX se mueve por los estrechos parajes de la psicología del arte, en los que encontramos un vasto territorio donde podemos ver como artistas con una sensibilidad especial y sentimientos que expresar en sus obras muestran sus desilusiones, sus angustias y sus miedos ante el mundo en que les ha tocado vivir. Así lo vemos en esta pintura de Guayasamin y en la selección que veremos en próximos días.

         Una forma de poder echar demonios fuera, como ya adelantáramos, es la de pintar los demonios que han quedado grabados en sus mentes con los medios que les proporciona su arte, en este caso, la pintura. Comenzaré por artistas del siglo XX, Artistas que formaron parte de las Vanguardias y que expresaron vivamente sus sentimientos y sus emociones en sus cuadros.

         La segunda oleada expresionista estuvo conformada por  DIE BRÚCKE (El Puente), que se organizó en Dresde y Berlín. El significado simbólico de dicha denominación nos lo dice la carta con la que el grupo invitaba a Emil Nolde a formar parte de él: “Uno de los objetivos de Die Brücke es el de atraer a sí a todos los elementos revolucionarios y en fermento, y esto lo dice su mismo nombre el puente”.  Kirchner, que prácticamente fue el jefe del grupo, escribía: “El pintor transforma en obra de arte la concepción de su experiencia…/.., No hay reglas fijas para esto”.

         Die Brücke surge en 1905 en Dresde como puente de unión entre todos los elementos artísticos revolucionarios. Estos pintores exageran las formas y los contornos y emplean colores puros, tonos oscuros y fuertes contrastes cromáticos. Sus obras resultan tensas, emotivas y visionarias. En sus obras ahondan bajo la superficie de una sociedad que consideran hipócrita, y quieren transmitir las preocupaciones políticas, sociales y éticas existentes en la Alemania prebélica. 

          El sufrimiento es un sentimiento que nos hace diferentes a los demás seres, y es lo que motivó a unos artistas a plasmarlo en sus obras para sacarnos de esa apatía generalizada y hacernos conscientes de que algo estaba pasando. Es así, vivimos en una terrible y ominosa cuadrícula cristalina, para que no la veamos, y manejada por las altas esferas del poder, manipulada por las jerarquías que sólo ansían más y más poder, a cualquier precio, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, es algo que nos puede recordar a Matrix.
       
          Esto nos lleva a las preguntas que ya formuláramos con anterioridad: ¿recuperará la humanidad el control sobre su vida alguna vez? O quizá ¿seguiremos, como podemos ver a lo largo de la historia, dominados y controlados por los que detentan el poder, ayudados por la incultura, la perversión y la corrupción del ser humano alienado?


sábado, 9 de abril de 2016

JAMES ENSOR: "ESQUELETOS DISPUTÁNDOSE EL CADÁVER DE UN AHORCADO"




          En este cuadro pintado en 1891 por James Ensor, se tituló: “Esqueletos disputándose el cadáver de un ahorcado”, la naturaleza grotesca y bufa de la obra, refleja la propia visión del artista que es la de un mundo gobernado por el absurdo y la incoherencia, por lo paradójico y lo irracional, donde los pensamientos descabellados y acciones inservibles juegan un papel de suma importancia.

          En esta obra Ensor se muestra duro e irreverente. Se nos presenta como el pintor de los falsos, los mentirosos y los que ocultan la verdad de quiénes son en realidad, con una máscara o tapándose la cara. 

        La época en que vivió Ensor, estaba conformada por una sociedad hipócrita, con caras falsas y expresiones traidoras. En esta obra nos ofrece una visión grotesca de la sociedad que le rodeaba  a través de una escena de lucha entre dos esqueletos que se pelean por un botín mezquino, -“un hueso”- y que se encuentran ante un ahorcado, el cual parece que ejerce de árbitro en la pelea, mientras que un cadáver en el suelo colocado entre ambas figuras se intuye que marca la línea divisoria de ambos campos del combate. 

           A través de esta pelea se especula que  Ensor intentaba mostrar la corrupción de los valores humanos, como la honestidad, la equidad y la solidaridad. El esqueleto de la derecha, lleva un gorro y una chaqueta, que pueden significar que pertenece a la alta sociedad, en tanto que el esqueleto de la izquierda va ataviado con andrajos, lo que le puede asemejar a la baja clase social. 

       La intención burlesca de sus obras, unas veces enigmática y en otras ocasiones irreverente, se complace en lo absurdo, lo cruel y lo brutal para ridiculizar los defectos morales tanto del hombre como de la sociedad y le sirve para ilustrar la deshumanización de una humanidad en la que las clases altas, quitan a las clases bajas y miserables el alimento, simbolizado con un hueso, así como las escasas posesiones que puedan tener, convirtiéndolos en esclavos en su propio provecho, y lo hacen aunque tengan que pasar por encima de sus necesitadas vidas, todo ello con la aprobación y la complicidad de los poderes políticos, que pueden quedar personificados en la figura de un ahorcado, cuya voluntad está sometida a dichas jerarquías. 

       Su pintura no fue apreciada en aquella época. Sólo una generación más tarde, después de la experiencia surrealista, podía comprenderse en toda su profundidad. Hoy en día está de plena actualidad tocando los aspectos que asolan a nuestra sociedad.

viernes, 8 de abril de 2016

EL GRITO DE EDVARD MUNCH



          Según la RAE, lanzar un grito es una manifestación vehemente de un sentimiento colectivo que provoca levantar la voz con destemplanza, por un dolor agudo, físico o moral. A ello nos enfrentamos cuando nos situamos ante el cuadro de Edvard Munch, “El Grito”, Qué, quien, dónde, cuándo, con qué medio; son simples cuestiones más preceptivas de un artículo de arte propiamente dicho, algo que no pretendo en este blog. Aquí tan sólo deseo que sepamos adentrarnos en el porqué de la obra de arte, en el sentido de los cuadros que vamos a exponer en esta recopilación. Tan sólo deseo transmitir el cómo ver el sentimiento del propio artista plasmado en su obra, desde un punto de vista psicológico, por supuesto, de una forma subjetiva, desde mi propia mirada que se adentra y viaja por dentro de la pintura.

         Antes de comenzar el viaje debemos conocer algún rasgo del artista. Edvard Munch fue un estímulo para el futuro Expresionismo alemán. Su rasgo característico, en cuanto a la temática de sus obras, es su preferencia por la enfermedad, el deseo insatisfecho, la angustia, la soledad y el miedo; contribuyendo con su obra a reforzar la sensación de amenaza o desamparo del ser humano.

          Otros artistas del siglo, también volcaron sus vivencias personales en el arte, como iremos viendo a lo largo de los próximos días, pero ninguno desarrollo un simbolismo tan único e individual y tan afianzado en sus propios traumas personales.


          Munch tenía el valor de mostrar el escenario de su propia vida a la vista de todos. En palabras propias de Jung: “Munch condensa las imágenes arquetípicas de la existencia humana, llevando dicha realización a sus últimas consecuencias en su obra, “El Grito”, donde la casi de forma abstracta presenta la imagen del primer plano, que sintetiza la existencial angustia del hombre moderno”.

          “El Grito”, está reconocido como el Manifiesto del trabajo de Munch, como artista. La pintura que se retuerce en movimiento, parece que ha sido llevada a cabo con una fuerza explosiva cuyo resultado es la indiscutible expresión de una mente agitada y convulsa. Es un cuadro que uno apenas puede contemplar sin sentir horror y que manifiesta una angustia que se contagia a quien lo contempla, una exposición extrema de la angustia existencial del ser humano y un símbolo perfecto de todo el universo expresionista. 

          En este cuadro, una persona va caminando a lo largo de un paseo marítimo. En un momento determinado se echa las manos a la cabeza, explotando de angustia, inquietud, desasosiego y terror mientras el paisaje que le rodea “vibra” junto a su insufrible conflicto, ampliado por el arbitrario uso de los colores rojo, amarillo y verde en su dilatado fondo. El cuerpo angustiado y enfebrecido de la persona que “prorrumpe en un alarido está arqueado en forma de interrogación”. La angustia de la figura se evidencia  en su rostro deformado que parece casi una mortecina calavera y que se tapa los oídos, incapaz de resistir la “fuerza desgarradora de su propia exclamación”. El rostro desencajado alberga los sentimientos de un alma descompuesta. Sin embargo, el grito se pierde y no llega más lejos de sí mismo pues las dos figuras del fondo caminan sin apreciar ningún cambio en el ambiente. Para ellas tan sólo existe su pequeño mundo y no quieren ver más allá de él. 

         Es una de las obras más sobrecogedoras y angustiosas de la pintura contemporánea, al mostrar y comunicar de forma sorprendente el sentimiento de angustia, sufrimiento y soledad al espectador el cual queda sobrecogido, pero algo le impide a la vez dejar de mirar y sentir lo que la obra le está comunicando.          

     Munch escribió varios artículos asociados con “El Grito”, en  los que dejaba una explicación del contenido: En esta obra el artista representa, de forma definitiva, su manera de personalizar plásticamente su mundo interior. 

      El pintor no intenta recrear la realidad, tal cual es, sino que tiene la necesidad de utilizarla para expresar con ella un sentimiento de angustia y soledad y vemos como en ella prima lo expresivo sobre lo narrativo, siendo, como ya hemos podido confirmar, aquellos aspectos más negativos del hombre o de la sociedad los que más cautivan al pintor. 

        Si la angustia se apodera del rostro del individuo, más aún del paisaje con sus colores contrastados, la violencia de sus pinceladas, todo lo cual se transmite al espectador. Los cuadros de Munch provocaron tan gran alboroto, cuando fueron exhibidos en Berlín, en 1892, que las autoridades exigieron la clausura del grupo expositor en el que él participaba.

        Quizás en otro momento, en otro contexto, haga un acercamiento a las cuestiones plásticas de estas obras, y como la forma de plasmar la pintura ayudaba a conseguir esa sensación de angustia vital, pero aquí y ahora no es el momento.

            Un afectuoso saludo.
                          La Admin.