Uno de sus principales miembros de la
segunda oleada Expresionista fue el pintor Ernst Ludwig Kirchner. Sus dibujos tienen
formas angulosas y goticistas. Utiliza colores estridentes y su pintura es de
una gran dureza, buscando expresar la
soledad, la angustia y la amargura de los hombres de su época. Crea un tipo
femenino desgarrado y resalta las escenas callejeras de la gran ciudad. Según
palabras del propio Kirchner, “El pintor transforma en obra de arte la
concepción sensible de su experiencia”.
La sensación de soledad en sus obras
es muy repetitiva. Sus personajes no confraternizan y viven en sus propios
mundos. Kirchner mismo decía que: "Cuanto más frecuentaba a la gente más
sentía la soledad ", y así los dejaba claro en sus cuadros.
En la obra que aquí se comenta, “La calle de Dresde”, Kirchner ha
captado los “gestos estereotipados y artificiales de los transeúntes”. Sus
rostros son muecas que se trasforman en mascaras silenciosas paseando por una
de las elegantes calles de Dresde.
En esta pintura vemos una calle urbana con un tranvía y
numerosas personas, la mayoría mujeres, que transitan por ella y nos dejan ver
la soledad como algo que se siente en el ambiente, pues todos los personajes
parecen estar solos, encerrados en sí mismos. Las figuras parecen deformadas y
los colores son estridentes y subjetivos. Kirchner transmite una idea de
modernidad alejada de la realidad a través del color en un intento osado e
inquietante de plasmar la desagradable experiencia de un chirriante bullicio
urbano.
En esta escena vemos reflejada una
gran tensión, con apretujados peatones que
se encuentran contenidos en un espacio asfixiante que conduce hasta
niveles de claustrofobia. Sus rostros son inexpresivos como si fueran
caretas. La acera, pintada en un tono
salmón es de una profunda y ofensiva violencia. La pendiente de la acera es
aguda y al fondo, la salida se halla bloqueada por un tranvía, haciendo más
angustiosa, claustrofóbica y agobiante la escena.
“Calle de Dresde” es una realización
audaz de la violencia, el desasosiego, la angustia y el agobio de la ciudad
moderna.
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