domingo, 17 de abril de 2016

Y ... LA HISTORIA SE REPITE UNA Y OTRA VEZ.


         Entre 1911 y 1914 aparece el movimiento “Der Blaue Reiter” (El Jinete Azul). Mientras que el movimiento “Die Brücke” (el puente) critica a la sociedad, Der Blaue Reiter la idealiza exaltando sus valores espirituales, razón por la cual no lo entro a valorar pues se encuentra más allá de la realidad del día a día de la calle, en un momento pre-primera Guerra Mundial.

         Estos pintores, en sus obras abandonaron la angustia y el patetismo sentimental de los otros expresionismos, para emprender una exploración espiritual contaminada de un cierto misticismo esotérico que acabaría conduciéndoles a la abstracción.

         “Der Blaue Reiter” (El Puente) estaba acabado, pero en 1924 volvió de nuevo a la vida cuando apareció el grupo llamado “los cuatro azules”, que estaba conformado por Kandinsky, Klee, Jawlensky y Feininger. La guerra de 1914, además de los problemas sociales y políticos que ocuparon de forma violenta un lugar importante en la etapa posterior a la primera Guerra Mundial, había avivado a más de uno de los  artistas del momento a recapacitar sobre la experiencia pasada y la situación de la cultura figurativa del arte anterior.

         Entonces se reacciona contra las formas existentes del arte de ese momento que esquivaban los problemas más urgentes que acosaban a la sociedad, y se toman acciones en contra de lo que denominaban  “tecnicismo sin alma”. La solución planteada es la de llevar a cabo un arte no posiblemente  revolucionario en cuanto a la forma, pero sí en cuanto a su contenido. Este fue el rumbo que tomaron Otto Dix, George Grosz y Max Beckmann, entre otros, que pasan a formar parte del listado de obras que paso a comentar a continuación y en próximos días.

         La reacción que tuvieron con respecto a la situación socio-política del momento conducirá a la formación de una nueva corriente artística que recibiría el nombre de  “Neue Sachlichkeit” (Nueva objetividad). Es del todo imposible entender el significado intelectual de esta corriente y sus características  si no se intenta vislumbrar las vivencias existenciales de la intelectualidad alemana durante la Primera Guerra Mundial y los años posteriores a la misma.

         Para podernos hacer una idea debemos comprender la experiencia de muerte y de miseria, unido a la hipocresía de la burguesía y de las altas jerarquías sociales. La ostentación de riqueza, el desorden social debido a la derrota y la destrucción anímica y la vergüenza de la sociedad, fueron el caldo de cultivo. El derrumbamiento moral de las clase medias alemanas fue un refuerzo para esa situación de derrumbe de la sociedad, así como la inflación, el hambre, la miseria y la desesperación de un pueblo sumido en el sufrimiento y el dolor y que creaba un escenario difícil de sobrellevar, pero también ratificaba la necesidad de encontrar una “solución revolucionaria”.  Como vemos estas son situaciones que no dejan de aparecer en nuestro mundo actual y que siguen aplastando al pueblo.

        La representación de los desastres de la guerra es uno de los semblantes fundamentales del realismo expresionista de esta etapa de la Historia del Arte. Muchos eran los aspectos que asolaban a los miembros del pueblo: “la miseria de los barrios pobres de Berlín, el espectáculo desesperado de los parados, el dolor de las madres a las que la guerra había arrebatado a sus hijos, las luchas y las manifestaciones obreras, estos son los temas que tratarán los pintores de este movimiento” y que hago míos en esta selección de obras que estamos viendo y que tanto recuerdan a las guerras de Oriente, a la crisis de la sociedad, al hundimiento de las clases medias, a la hipocresía de los que están arriba a... tantas cuestiones que nos oprimen en alma..

No hay comentarios:

Publicar un comentario