Otto Dix junto con Oscar Kokoschka,
George Grosz, Chaïm Soutine y Emil Nolde, son los grandes representantes de la tercera
oleada expresionista. Hoy nos adentramos en una obra de Chaïm Soutine llamada “El
Buey Desollado”.
Chaïm Soutine estaba dotado de una
naturaleza autodestructiva que refleja perfectamente en toda su obra. En este
cuadro Soutine evoca el mismo tema que antes pintara Rembrandt. En él, Soutine
hizo una de las interpretaciones más violentas que podamos encontrar de una
naturaleza muerta.
El mundo convulso de entreguerras y el
propio universo interior de Soutine se unen y lo plasma en su obra de una forma
descarnada y brutal que nos puede recordar a otras imágenes bastante
desoladoras y atormentadas que veremos en las obras de Francis Bacon.
En “El Buey Desollado” vemos como
Soutine logró implicarnos en un tema aparentemente neutral, que no refleja
demasiada importancia, consiguiendo que lo apreciemos como una de las obras más
violentas y feroces de toda Historia de
la Pintura Universal.
El pintor nunca reconoció que su arte
estuviera influenciado por pintores como Van Gogh, El Greco o Rembrandt, pero
se puede colegir que, al igual que Vincent Van Gogh, Soutine utilizó de forma
compulsiva y feroz sus pinceladas: Del Greco, se podría decir que adoptó la
distorsión y la deformación que él utilizara en sus figuras.
En cuanto a
Rembrandt, no podemos pasar por alto que su obra, del mismo nombre, “el Buey Desollado”,
le pudo servir de inspiración para llevar a cabo este cuadro. Soutine realiza
una pintura salvaje y atroz, tanto por el tema como por la forma en que la
abordó: “un buey abierto en canal con colores de sangre y carne maltratada, con
un toque de carácter matérico en cuanto a la aplicación de la pintura”.
En esta obra Soutine nos muestra al
buey colgado en una conformación diagonal que va de izquierda a derecha con la
cual el barroquismo que dejar entrever acentúa la violencia de los colores de
la sangre y la carne seccionada. Algunos interpretan esta obra de una forma
simbólica cuando ven en ella “la gran
herida que sufrió Europa, tras la Primera Guerra Mundial, y que hizo del periodo de
entreguerras una época convulsa”.
Chaïm Soutine puede verse como un
precedente del expresionismo abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial.
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