Bien, para crear la manipulación social que nos acucia, se debe tener
claro que en política es preciso apoderarse de la propiedad ajena, sin
vacilación, siempre que de este modo consigamos la sumisión y el poder de la
masa. Los dos modos de apoderarse de lo ajeno desde el poder son: la
confiscación y los impuestos excesivos. Todo esto nos suena a lo que se ha estado produciendo en estos últimos años y que han llamado crisis.
Se nos hace creer que somos libres
porque votamos a unos administradores que cuidarán de nuestros derechos
inalienables. Estos administradores escogidos, de entre miembros del pueblo, nos
hacen ver que se entregan a este trabajo de forma altruista y debido a sus aptitudes serviles,
encaminadas a conseguir una sociedad mejor, pero esto no es cierto, no son en
verdad sujetos preparados para la administración del país, pues tan sólo son peones
de un juego que se juega desde más altas esferas.
Para que todo esto consiga los
efectos deseados por el poder, los Estados Modernos tienen bajo su poder “los medios de Comunicación”, y el papel que
ellos juegan es el de dar a conocer las quejas del pueblo, crear descontentos
y prestarles una voz, pero todo ello está muy controlado, creando un entorno de
desinformación por colusión de informaciones que nos llevan a sumirnos en un
total oscuridad. . Ellos parecen encarnar la libertad de palabra, pero la
información siempre va sesgada.
Los charlatanes subidos a sus
poltronas de poder han transformado las sesiones de los parlamentos en luchas
oratorias de la más grosera de las demagogias. Los abusos de poder y la
corrupción vuelve loco a la pueblo, que se ven encadenado a una esclavitud no
deseada, oscurecida por palabrería sin contenido que se escuda en palabras
grandilocuentes como son: “Crisis”, “Apretarse el cinturón”, “Creación de
empleo”, “sacrificios recompensados” "vivir por encima de nuestras posibilidades" y tantas otras que solo enmascaran la
realidad de un pueblo engañado y con miedo, sumido en la servidumbre, que no se puede librar de su miseria.
Los derechos que con tan grandes
alharacas han quedado escritos en la Constitución de cada país son ficticios y
no se cumplen con las masas, no son reales, y quedan ante los que no estamos
alienados, como el fiel reflejo del papel mojado. El pueblo llano sólo saca miserables
migajas a cambio de un sufragio favorable a nuestros intereses, pero que es tan
sólo un burdo espejismo.
La primera cuestión que la masa
popular deber tener clara es que no hay igualdad, ni puede haberla; que todos
no son igualmente responsables ante la ley, y creo que día a día podemos verlo
reflejado en los medios de comunicación. Recuerdo las palabras de aquel juez
que dijo: “la ley está hecha para el robagallinas” Pero no se aplica de igual
modo a la élite, que buscan mil y un subterfugios para escaparse por la puerta
de atrás, pues queda claro que “el que hace la Ley hace la trampa”.
Un afectuoso saludo
La Admin.
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