¿Cómo funciona la ingeniería social?
Pues la cuestión es sumamente fácil de
comprender. Primero se crea una “Crisis económica general”, como la que estamos sufriendo. Para perjudicar al
pueblo, se va retirando de la circulación todo el dinero real posible,
concediendo créditos ubicados con dinero no real que sólo queda plasmado en el
ordenador. Grandes sumas de dinero quedan así incorporadas a fortunas que
detentan pocas manos, la de los
poderosos y el pueblo queda desposeídos de sus bienes y de sus derechos primordiales como es el del techo, la salud y la alimentación.
Las masas se revuelven y
se dividen, yendo contra aquellos que no llevan sus siglas marcadas en la piel, a los que culpabilizan y en ese proceso siguen manteniendo su
fidelidad en aquellos que lo promueven, y otros buscan próceres que les salven, que con un poco de criterio verían que son los mismos perros con diferentes collares. Unas veces son de un color y otras
de otro, ante las masas, pero arriba sólo tienen un color, el negro de la
arrogancia, el egoísmo, y la corrupción de la que no se salva nadie, pues tocar
el poder es contagiarse y enfermar con el síndrome de “Hubris".
Las gentes del
pueblo, vapuleadas, sufren abusos que son difíciles de explicar y que asumen
cuando son de los suyos y se revuelven cuando son de los otros, aunque tengan la
misma crueldad incuestionable, pero se
les dice que todo ello va en favor de que los derechos sigan en el pueblo. La
masa lobotomizada ni ve ni oye ni es capaz de expresarse con coherencia y
absuelve una y otra vez a los culpables con palabras tales, como “pero son los
míos”.
¿Qué forma de administración puede darse en una sociedad en la que la
corrupción ha penetrado por todas partes?, incluso se ha instalado en el pueblo
llano, con un “si ellos lo hace yo también”. Así se producen los sueldos
inadmisibles en contra de los derechos más aceptables, en trabajos realizados y
no pagados por empresarios corruptos de medio pelo que se enriquecen a costa de
la miseria establecida en el pueblo que desea dar de comer a sus hijos.
Para llegar a esta situación, la Jerarquía, a la que hemos dado el poder
con nuestros votos, pero después se olvida de los que les votaron, inmersos en
su ampliar sus peculios, sabe que la
ingeniería social debe debilitar el espíritu público por medio de la crítica;
hacer perder la costumbre de pensar, debilitar su capacidad de crítica,
eliminar de los estudios aquellas materias que les permita ser conscientes de
lo que sucede a su alrededor y ofrecerles “pan y circo” porque la cultura y la
ciencia representan un gran peligro para el poder (Ley Wert). El sistema de
represión del pensamiento que en los últimos tiempos se está llevando a cabo se
fundamenta en la enseñanza por la imagen a través de Tv, ordenadores, móviles e Internet,
entre otros, que debe transformar a la masa en animales dóciles que no piensan, que esperan la representación de las cosas por imágenes y siempre están pegados
a la pantalla, dejando de socializar por completo.
Para dominar la opinión pública, es preciso
dejarla despistada, expresando por diversos medios de comunicación opiniones
diferentes, enfrentadas y contradictorias que llevarán a la masa a
pensar que ante tanta bazofia mediática es mucho mejor no tener ninguna opinión
en política. Cuando el pueblo se encuentra desorientado se enfrenta a la
discordia que se produce entre los partidos que imposibilita, una vez más, que
exista una “unión que establezca una fuerza” y que surja la unión de masas
creativas, aunque al final deriven en la búsqueda de un líder que los llevaría de nuevo al principio.
Pero debemos seguir nuestro proceso
de Ingeniería Social. La baja burguesía y clase medias deben ser desposeídas,
lo mismo que la masa obrera de cualquier tipo de sustento, económico y por ende
social, para hacer que la brecha entre los de arriba y los de abajo sea insalvable. Así se ha llevado a cabo, siendo las clases medias y la baja burguesía las que más han sufrido la crisis pues están desposeídas de sus patrimonios embargados y sin ayudas de ningún tipo.
El libre acceso a la cultura es muy peligroso y se debe intentar que solo quede
para las clases elegidas, pues así es más fácil mantener una clase de esclavos sumisos que no son capaces de ver que lo son. Con leyes especiales de educación la
cultura queda así reservada a los privilegiados y la masa queda reducida a
simples marionetas para ser usadas y tiradas cuando dejan de ser útiles. La
verdadera dominación de las masas solo se puede dar en aquellas gentes que son
reconducidas a una sumisión sin capacidad de crítica, porque les han robado su
poder de detentar su propio criterio ante cualquier cuestión.
La ausencia de espíritu crítico de
las masas sirve a las instancias del poder. Los psicólogos dicen que se debe
aquietar a las masas y mantenerlas en un
estado de apatía letárgica, pero lo cierto es que la masa solo es fácil
de manejar cuando está fanatizada para formar una perfecta herramienta de apoyo
a la política. Así pues, se ha de agitar al pueblo hasta hacer de él una masa
de gran volumen que es más fácil de dirigir. Cuanto más diferenciada sea su disposición,
la estructura toma el carácter típico de una masa desindividualizada. Lo que se
le dice al pueblo, cuando compone una masa, en un estado receptivo de fanatismo,
se grava en su mente como una sugestión hipnótica favorable al poder.
No es difícil comprobar que nuestros próceres
no tratan de suprimir la desigualdad entre los hombres, sino, por el contrario,
su intención es, y está siendo, la de ampliarla y hacer de ella una ley
protegida por barreras infranqueables. No puede haber derecho igual para todos.
En este nuevo orden, habrá una clase de señores, que se corresponderán a las
altas clases sociales del poder económico y social y una muchedumbre que estará
conformada por los diversos cuadros políticos y administrativos, cualificados
jerárquicamente. Habrá también una masa, la colectividad de los servidores, de los
inferiores, que dentro del sistema, se encuentran ninguneados y con apenas
posibilidad de ascender en el escalafón social y finalmente la de los esclavos, con contratos basura, que
sobreviven en condiciones ínfimas sin apenas derechos. Finalizamos este cuadro
social con la clase de los miserables, aquellos que han quedado fuera del
sistema, sin esperanza de encontrar una salida digna a sus vidas y sin derechos que les permitan sobrevivir.
El
pueblo se ha puesto a gritar que es preciso resolver la cuestión social, pero
la división del pueblo en partidos les pone a disposición del capital, pues
tienen grabado a fuego que los suyos o la hecatombe. Pero No existen
salvapatrias, todos cojean del mismo pie, “el poder” y detentarlo para su
propio provecho y el de sus allegados.
Con todo ello tan sólo vemos en las
mentes de los que detentan el poder una máxima: “Después de tantos siglos de
hablar de la protección de los pobres y de los miserables, este es el momento,
de proteger a los fuertes, amenazados por los seres inferiores”. Y ahí nos
encontramos, divagando y discutiendo de nuevo sobre los míos o los tuyos, pero
que ni son míos ni son tuyos, simplemente son de ellos.
Un saludo afectuoso.
La admin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario